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Es triste darse cuenta que ser testigos de hechos violentos no nos importa. ¡Eso no pinta bien! Y más teniendo una historia manchada de sangre como la nuestra.
 
Y, lo más preocupante de todo, es que en estos momentos ¡vamos de mal a peor!  con un gobierno ausente que no protege la soberanía de nuestro país “la gran Colombia con P”.
 
¿Pero qué pasa en algunas regiones de nuestro país?
El 5 de mayo inició un duelo entre la organización ilegal el Clan del Golfo y el Gobierno Nacional tras la decisión de extraditar a Dairo Antonio Úsuga, alias "Otoniel", jefe de esta organización. A raíz de esto, el clan inició un paro armado en 10 departamentos como Antioquia, Bolívar, Sucre, Magdalena, Santander, Chocó, Córdoba, Cesar, Atlántico y La Guajira.
 
Pero, lo más inaudito es que el Gobierno se pronuncia 2 días después que esta organización había hecho el cierre del comercio, instituciones públicas y privadas, impidiendo la movilización del transporte de cualquier tipo de recurso e inculcándoles miedo a los habitantes de estas regiones, quemando inmuebles e incluso cometiendo acciones que atenta contra la vida de los colombianos.
 
¿Qué ironía no?
 
Qué ironía que el gobierno no tenga la capacidad de ser oportuno en defender el pueblo de las manos de criminales, pero, si tenga la capacidad de hundirlo. Tristemente es la realidad de un país donde es normal que asesinen a nuestros líderes sociales o que atente con la estabilidad de la democracia. Lastimosamente es normal que haya corrupción y se roben los recursos públicos que estaban destinados para el internet de los niños, es normal que al pueblo lo lleven a la miseria.
 
Qué ironía que no sea normal que los jóvenes salgan a exigir el respeto de sus derechos como lo son una educación de calidad y una oportunidad laboral digna. Qué ironía que no sea normal que se luche por los derechos y la decencia de los campesinos o que protejan los páramos y las reservas naturales.
 
Lamentablemente, esta es la realidad de un país que tiene un Gobierno insolente y un pueblo que normaliza el atropello contra la sociedad y sus derechos. 

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