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Ley 2232 del 2022: Un reto social y económico para Colombia

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Se prohíben 14 tipos de plásticos de un solo uso en Colombia; luego de superar todos los debates, la Cámara y el Senado de la república, sancionó la Ley 2232 de 2022, la cual entró en vigencia el pasado 7 de julio del 2024 y su aprobación no hubiera sido posible sin los esfuerzos incansables del partido Alianza Verde, motivado por sus principios de sostenibilidad y cuidado del entorno natural.

Al promover esta ley, el partido no solo busca reducir la contaminación por plásticos, sino también posicionar al país como líder internacional en la lucha contra la contaminación ambiental, asimismo, motivados por esas más de 51 billones de partículas de microplásticos que hoy permanecen en el océano y que tienen unas altas probabilidades de ser parte de la comida de los peces para luego ser alimento de los seres humanos, también, por esos más de 11 millones de toneladas de residuos plásticos que cada año llegan a los océanos según la ONU, cifra que podría triplicarse de aquí a 2040.

El país entero celebró con alegría esta noticia que marca un hito histórico; sin embargo, es necesario detenernos y examinar los factores que podrían no beneficiarnos económicamente.

Aunque el objetivo principal es proteger y preservar nuestro medio ambiente, es esencial analizar quiénes son los perjudicados y cómo esta medida repercute en nuestra economía. Es por eso que, el gobierno debe considerar el impacto económico y social en los trabajadores y las industrias que dependen de la producción y venta de plásticos de un solo uso. De manera que, es fundamental ofrecer apoyo para la transición a nuevas actividades económicas, palabras más, palabras menos, ¿Qué alternativa se les va a proponer a aquellos cuyo sustento diario depende de estos plásticos? Es necesario que el gobierno tenga un registro claro de las empresas afectadas para proponer soluciones efectivas.

Así las cosas, es crucial fomentar y facilitar el desarrollo de la adopción de alternativas sostenibles a los plásticos de un solo uso, pues esto incluye, apoyar a las empresas en la transición a materiales biodegradables o reutilizables. Así, de esta manera, podemos asegurar que el avance hacia un futuro más verde, limpio y sostenible no deje a nadie atrás.

Lo ideal es que el gobierno establezca claramente las alternativas y ofrezca soluciones viables y adecuadas desde el principio, pues es fundamental que se defina con claridad cuáles serán estas soluciones, evitando que con el paso del tiempo y los cambios de gobierno todo quede en el aire, ya que no podemos permitir que nuestros empresarios, y las familias que dependen de ellos, queden desamparados y sin un sustento diario.

No obstante, la incertidumbre no debe llevarnos a un escenario en el que, como dice el viejo refrán, "resuelva como pueda", teniendo en cuenta que es urgente actuar con responsabilidad, planificación y precaución para asegurar un futuro estable para todos, debido a que nuestros empresarios son los pilares que generan funcionalidad en la economía, y debemos asegurar que esta transición no los perjudique.

Socialmente hablando, un punto clave que debemos tener en cuenta en la ejecución de esta ley es la sensibilización, a sabiendas que, actualmente, no existe una ruta definida para educar a la población sobre el impacto y los cambios que esta ley va a generar, y si revisamos detenidamente, ninguna ley ha tenido ruta definida, que se defiendan en los territorios como puedan.

Teniendo en cuenta lo dicho, es de vital importancia, desarrollar un plan para que la sociedad entienda que ya no encontrará plásticos de esos tipos en su día a día y de esta manera evitar confusión y resistencia al cambio, afectando la efectividad de la ley.

Debemos involucrar a la academia, desde los colegios, universidades e institutos de formación, para que desde ahí se pueda educar e informar a la población sobre estos cambios, desde allí se pueden implementar diversas estrategias y actividades que fomenten la comprensión y el compromiso con la nueva normativa y sus objetivos ambientales. Por lo que es fundamental, que las nuevas generaciones estén informadas y que su educación gire alrededor de esta ley.

En conclusión, la prohibición de los plásticos de un solo uso en Colombia es una medida valiente y necesaria para la protección del medio ambiente; sin embargo, su éxito dependerá de la capacidad de los gobernantes, legisladores y de la sociedad en general para afrontar los desafíos sociales y económicos que acompañan esta transición, pues al asegurar un control y seguimiento efectivo, y al proporcionar apoyo a las comunidades afectadas, podemos avanzar hacia un futuro sostenible.

Los congresistas deben trabajar estrechamente con todas las partes interesadas, incluyendo industrias, comunidades y organizaciones, para desarrollar estrategias de transición que minimicen el impacto negativo en la sociedad.

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