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Impacto de la contaminación del Río Bogotá: Un problema de seguridad alimentaria

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“El río Bogotá sigue dando sorpresas, y llega a ser fundamental para pensarnos una Bogotá sin hambre y con agua potable para todos.”

El río Bogotá se ubica en el altiplano cundiboyacense, nace en el páramo de Guacheneque en el municipio de Villapinzón y su desembocadura es en el Río Magdalena a la altura del municipio de Girardot, es decir, 347 km longitudinales. Tiene un área de influencia de 589.143 hectáreas. Aunque no es un río navegable ni caudaloso[1],es muy importante para Colombia dado que en su ronda atraviesa 47 municipios, entre ellos la capital del país.
 
A primera vista, podríamos ver al río Bogotá como un simple afluente. Pero, su importancia va mucho más allá. Las tierras aledañas y sus aguas dan sustento a una variedad de negocios alimenticios que abastecen a la capital y sus alrededores. Cultivos de fresas, lechugas, brócolis, entre otros, florecen gracias a sus aguas y terreno. Además, la carne vacuna, la leche y el pescado también provienen de negocios que encuentran su vida a partir de este río.
 
Se estima que la mayor demanda del recurso es para el uso doméstico y agrícola ya que concentra en su cuenca el 26% de la producción agrícola y el 32% del PIB nacional[2]. No obstante, la presión que ejercen estas actividades ha generado diferentes problemáticas sobre el cauce que ponen en riesgo la salud y calidad de vida de los habitantes del distrito y de los municipios de la región.
 
Según el informe sobre la actualización del POMCA[3] del río Bogotá, el 73% de las subcuencas registra un alto grado de fragilidad al desabastecimiento hídrico, teniendo en cuenta que al finalizar su paso por Bogotá y Soacha existe un alto nivel de contaminación que supera 10 veces los valores de lo que debería tener un agua apta para el consumo humano o uso agrícola, generando una oferta inestable ante los fenómenos de variabilidad climática actuales y futuros (MADS, 2018).
 
La triste verdad es que los alimentos producidos alrededor del río Bogotá o alimentados por sus aguas y terrenos, llevan consigo una carga tóxica de metales pesados como plomo[4], arsénico, cadmio y mercurio, los cuales son perjudiciales para la salud de los seres humanos, esto de acuerdo a lo mencionado por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca. La seguridad alimentaria de las personas se ve comprometida por esta contaminación. Estos metales pesados, al ser ingeridos a través de alimentos cultivados en suelos contaminados o consumidos por animales que pastan en zonas contaminadas, pueden provocar graves problemas de salud. Desde problemas gastrointestinales hasta enfermedades crónicas como el cáncer, la presencia de estos contaminantes representa una amenaza directa para quienes dependen de estos alimentos para su subsistencia.
 
Además, la contaminación del río Bogotá también afecta la calidad y disponibilidad de agua potable. Con millones de personas dependiendo de este recurso hídrico para sus necesidades diarias, desde el consumo directo hasta la preparación de alimentos, la presencia de contaminantes representa un riesgo significativo para la salud pública. Las autoridades enfrentan el desafío constante de garantizar que el agua que llega a los hogares esté libre de contaminantes, lo que implica costos adicionales tanto en términos de tratamiento del agua como de salud pública.
 
Sin embargo, el problema de la seguridad alimentaria no se limita solo a los efectos directos de la contaminación en la salud humana. También, hay implicaciones en términos de disponibilidad y acceso a alimentos. La contaminación del río puede afectar la productividad agrícola y ganadera en las áreas circundantes, lo que a su vez puede provocar escasez de alimentos y aumento de precios. Para las comunidades más vulnerables, esto puede significar una gran desmejora en su calidad de vida.
 
Aunque se han implementado diferentes estrategias por parte de los municipios aledaños buscando proteger las fuentes hídricas principales y, a pesar de que actualmente se cuenta con la Sentencia del Río Bogotá[5] emitida por el Consejo de Estado el pasado 28 de marzo de 2014 la cual tiene como finalidad la recuperación de la cuenca hidrográfica del río Bogotá, a través de la gestión integral, combinando elementos ambientales, sociales, económicos e institucionales, para el mejoramiento continuo y sostenible de la calidad de vida de sus habitantes y de los ecosistemas, el impacto no ha sido el esperado, si bien ha sido positivo, este presenta avances lentos con el pasar de los años[6]. 
 
El análisis mencionado permite evidenciar la importancia de incorporar mecanismos que promuevan la gestión integrada del recurso hídrico en las agendas políticas, ambientales y económicas del país, de igual forma, fortalecer el componente tecnológico a través de herramientas técnicas e instrumentos de medición, control, seguimiento y evaluación de las acciones de la sentencia del rio Bogotá, de tal forma que se logre la identificación de medidas de intervención para la construcción de soluciones sostenibles orientadas a la protección y uso racional de los recursos naturales y al bienestar social.
 
Así mismo, desde el Partido Alianza Verde se hace una invitación a implementar acciones materializables que permitan aumentar la responsabilidad productiva y ciudadana, pues no existe una apropiación cultural suficiente, que permita recuperar el recurso hídrico con contundencia. El momento es ahora, el río nos necesita. Es momento de devolver la naturaleza al río Bogotá.
 
 
[1] Según la CAR ahora hay 112 kilómetros son navegables, lo cual es una gran noticia por los comercios aledaños al Río Bogotá (https://www.car.gov.co/saladeprensa/el-rio-bogota-sera-comercialmente-navegable-en-cinco-anos-director-de-la-car)
[3] Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas Hidrográficas POMCA. Según el Ministerio de Ambiente, es un instrumento mediante el cual se realiza la planeación del uso de las aguas, del suelo, de la biodiversidad y el manejo de la cuenca, en el que participa la población que habita en el territorio de la cuenca, conducente al buen uso y manejo de tales recursos (Minambiente, 2023)
[6] Análisis de la Sentencia del río Bogotá del 2014 y su impacto al 2022 en el cumplimiento del ODS número 6 sobre agua limpia y saneamiento. https://repository.usta.edu.co/bitstream/handle/11634/51136/2023NoelValenciaLopez.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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